Alcanzando 10 metros de altura, cuatro muros de color blanco y ángulos rectos están apoyados unos contra otros en un juego de inclinaciones.
Contrario a los lugares de culto tradicionales, el diseño de la capilla que surge como respuesta a su entorno no presenta signos o símbolos religiosos. Se disponen dos accesos, uno a nivel del suelo orientado hacia el oeste, y otro que conduce al interior a través de una escalera en espiral. Con 280 metros cuadrados distribuidos en dos niveles, una secuencia de espacios subterráneos está incrustada en la ladera e incluye aperturas para permitir la entrada de luz natural. El espacio principal se abre al paisaje con vistas panorámicas y contiene un panel vidriado de color rojo de suelo a techo.